miércoles, diciembre 21, 2005

Claves del Management: Planificción

Hoy está el asunto facilito. Si en el post anterior el significado se desvelaba paso a paso, en este caso lo hace a bocajarro. Y lo más curioso es que este palabro no es fruto de la planificación ;-), sino del azar. Mejor dicho, de una errata, y, paradójicamente, generada por nuestro responsable de mejora. Ya ven, pasamos a llamar al departamento de calidad departamento de mejora y sin embargo, y aún así, sigue cometiendo errores: lo que hay que ver.

En fin, no seamos sarcásticos y pasemos al tajo. Planificción: planificar lo imposible. Es decir, lo de siempre. Especialmente frecuente en otoño, cuando los presupuestos, los objetivos y las hojas caducas caen. Sí, porque los presupuestos y los objetivos no son perennes, parecen siempre los mismos: inalcanzables, de broma, estratosféricos, etecé, etecé, etecé. Pero, mírenlos bien: cambian de año en año. Y sin embargo, nunca enmiendan el error. El error de excedernos en nuestra ambición, de intentar recuperar el tiempo perdido en un solo ejercicio, de querer alcanzar la gloria para dejarlo en un morir con las botas puestas. En fin, lo de siempre.

Otro caso bastante corriente, aunque debería decir habitual; es decir, que ocurre con frecuencia aunque debería ser considerado anormal, excepcional, fuera de lo ordinario. El de las programaciones de producción, ventas, etc. Aquí ya rozamos lo galáctico, incluso nos acercamos a lo extraterrestial. Y de ahí, a un paso, desde las galaxias y sus guerras, pasamos, por continuar con el cine, a misión imposible. ¿Suficiente cine? ¿No? Pues, como estreno de la temporada, todavía queda El Barón de Munchausen, que era como Pippi Calzaslargas pero con barba y tenía más imposibles que los punks de los 80 (¿o era imperdibles lo que usaban?)

Por cierto, este producto, las programaciones, es totalmente reciclable y versionable. De hecho, conozco empresas que van ya por la versión 9.3 y subiendo. Y además, sin propósito de enmienda. Total, ¿para qué? Ande o no ande, caballo grande. Si rebajamos nuestras pretensiones dirán que tenemos psicosis y nosotros somos fieles al mejor imposible. Y si nos preguntan que porqué lo hacemos, por qué seguimos fieles al camino que no queremos desandar, diremos que por un puñado de dólares. Ah, y por la misión.

Que no sea por visión, ni por la falta de ella. Si hay que planificar, aquí estoy yo para llevar a la empresa, solo o en compañía de otros, de aquí a la eternidad, en un desafío total. Así que, la mediocridad tiene los días contados. Eraser, o sea yo, no deja asignaturas pendientes, aunque eso suponga sangre, sudor y lágrimas.

En definitiva, aparcando el cine por unas líneas, nos cegamos y dejamos cegar por la ambición personal, individual o colectiva, en un ejercicio suicida que nos impedirá estar vivos para el reparto de bonus (esta vez va en cursiva, no por hacer referencia al cine, sino por ser un palabro inglés). Además, ¿por qué vamos a ser prudentes? Es un término que en la empresa ya terminó. Así, si hay un departamento que dice que puede llegar a cien, yo a mil, sin perdón, y si no sale bien, nos daremos el castañazo. Pero nos lo daremos todos, que aquí, nadie conoce a nadie. Y si no, rebelión a bordo; se acabó el hombre tranquilo. No te digo, mira quién habla.

En fin, que todo esto venía a que, de nuevo, vamos de un extremo a otro y, de no planificar, pasamos a diseñar en papel (o formato digital, como ustedes prefieran) el futuro más imposible. Bien alejado, que no se diga, que las cosas hay que hacerlas brutales, caiga quien caiga. Si no, ¿cómo vamos a crecer y cómo vamos a crecer lo suficiente para alcanzar el potencial máximo de la empresa? Por cierto, ¿quién coño definió cuál era el potencial ese? Si lo conocen, tráiganmelo, que tengo unas palabrillas pendientes con él.

Y digo yo, ¿no sería mejor ser menos ambiciosos y conformarnos con hacer las cosas bien, o al menos regular? No sé si así la empresa estaría en el Ibex 35, pero seguro que ustedes y yo sí estaríamos menos nerviosos ahora que comienzan a llegar las nieves y con ellas las valoraciones de fin de año. Por cierto, dicen que, año de nieves, año de bienes, ¿ha nevado entonces para ustedes? En mi caso, la nieve caída ya es hielo por lo que ya estoy rezando para cuando me dé el golpe. Feliz Navidad y prudente planificación nueva.


Postdata: Por cierto, David, ya que te he nombrado de nuevo como artífice del palabro, sal y saluda, que el público quiere verte. Gracias y no te quedes en el escenario que aquí no se llevan los bises, que el escenario es el del cine, no el del teatro…

Y por cierto, a ver si produces más y mejor, que me estoy quedando sin palabrejas para mis posts. Así que, tú déjate llevar, que lo demás llegará sólo.

domingo, diciembre 18, 2005

Claves del Management: la Posnificación

Valiente término. Seguro que algo querrá decir. A mí me suena a una nueva técnica de sincromedición en términos de drill-out, quizá con aplicaciones masivas de córtex de inteligencia artificial en entornos multivariables de incertidumbre bipolarizada. Por supuesto, dentro del ámbito del management unido al 360 y assesment centre.

Me temo que no, que se trata de algo mucho más sencillo que todo eso, y sobre todo, más frecuente de lo deseado. Posni- no viene de nada, y -ficación tampoco. Así que dejemos de darle a la croqueta para no llegar a nada. Mira, por ahí sí que vamos centrando el tema: para no llegar a nada; en otras palabras, que no sirve para nada. Pues, efectivamente: posnificar es completamente inútil.

Ahí va, entonces, si ya hemos dicho que es frecuente en la empresa e inútil, ¿por qué lo hacemos? Pues como muchas otras cosas, por cubrir el expediente, por salvar las posaderas, por evitar los brown-flyers. Por eso, no más ni menos. ¿Ven como lo de no llegar a nada va teniendo sentido?

Concretemos un poco más, y sigamos deduciendo. Posnificación: la terminación implica algún tipo de acción. Sí, sí, significa acción, pero sigo sin verle sentido. Como hacía Sherlock Holmes, si nos atascamos en un camino, tomemos otro. La verdad es que me resulta familiar pero ahora no caigo. Veamos, digámoslo en alto: posnificación, posnificación. Nada, nada de nada. No veo por dónde va.

Tomemos entonces otro camino más: si se trata de una acción, tendrá un verbo asociado, será la sustantivación de una acción. Así, de posnificación, posnificar. Me quiere sonar pero, pero… Pero nada, lo tengo en la puntita de la lengua. Hagamos como antes, repitámoslo en alto: posnificar, posnificar, posnificar. Casi, casi lo tengo.

A ver, probemos a buscar palabras que suenen parecido: mmmmnificar, pnnnnificar, planificar. ¿Será algo parecido a planificar? CALIENTE, CALIENTE, casi te quemas. Sigue, sigue deduciendo, no pares ahora…

Planificar, planificar. Nada, sigo sin verlo. Espera un momento, ¿y si sustituyo pla por pos? Sí, la palabra es la buscada, pero, ¿qué significa? Rápido, busca el significado del prefijo pos en el diccionario. ¿Qué dice? Pos (t), prefijo del latín que significa después. ¿Planificar después? ¿Qué sentido tiene esto? Bueno, la verdad es que sentido, ninguno, pero familiaridad toda. Vamos, que nosotros somos unos maestros en hacer planes una vez ejecutado el trabajo. Posiblemente porque nos falta sincronización, pero un amigo me ha dicho que no me preocupe, que hay unas técnicas de tambor que son mano de santo para coordinarse.

Es verdad, ahora que lo digo, posnificar puede representar por completo lo que hacemos día sí, día también muchos de nosotros. ¿Seguro que no, que Ustedes no? Vamos , vamos, que tampoco es para tanto, al fin y al cabo, para poder esconder la mano, hay que tirar la piedra primero.

Posdata: este término fue acuñado por David Molina, responsable de Mejora y miembro del Comité Estratégico de Master-D, de quien lo he tomado prestado ;-). Él no ha podido escribir este post porque está recopilando nuevos términos de este calibre. Sí, sí, hay más, muchos más. Pero eso será otro día.

Habilidades directivas


Estoy ciertamente sorprendido, no sé si más por mi total asintonía con las técnicas motivacionales y directivas actuales o por mi arcaísmo personal que me hace sorprenderme exclamando: ¡qué barbaridad!

Dicen que uno se ha hecho viejo cuando repite tres o más veces en un día la citada exclamación. Yo, la verdad es que con noticias o gilipolladas (perdón por lo de noticias) como la siguiente, sobrepaso ampliamente el escepticismo general. Y me llevo una.

Ahora, para conocer la importancia del trabajo síncrono (yo tampoco me quedo manco dando nombrecitos) es necesario tocar el tambor junto a otros directivos y/o miembros de la empresa. En fin, quien no tiene qué hacer con el rabo mata moscas…

Y seguro que además cobran y pagan un pastón por demostrar con 10 minutos de vergüenza propia y ajena lo que podrían haber reducido a un simple: señores, aquí hace falta coordinación. O quizá más en línea con métodos menos autoritarios, un, Señores, por favor, trabajen todos al mismo ritmo, al que marca el Sr. Peláez; eso es, así, muy bien, Sr. Peláez: recuérdemelo Usted cuando hablemos de sus objetivos a fin de año.

Disculpen que me caliente, pero esto es especulación intelectual (y disculpen de nuevo por lo de intelectual). Se eleva el precio artificialmente a través de manipulaciones. Se eleva el precio, que no el valor. En otras palabras, la frase del Sr. Peláez vale lo mismo con tambor o sin tambor. O yo al menos les cobro lo mismo.

Nosotros, en nuestra empresa, la verdad es que ni tocamos el tambor ni (nos) tocamos otra cosa para valorar el trabajo en equipo. De hecho, lo que hacemos es evaluar lo que para nosotros son los valores de un responsable Master-D.

Y lo hacemos de una manera bien sencillita: con lápiz y papel, a la manera tradicional, sin etnicismos (no piensen que es un gazapo de tecnicismos) ni pipas de la paz. Vaya, esto último me ha dado una idea que podrían aprovechar nuestros amigos los del bombo (¿o era tambor? No sé). A partir de ahora, para que las reuniones de negociación sean menos tensas, fumaremos todos la pipa de la paz, tranquilitos, eso sí, con un par de litronas de peyote para que los ánimos no se solivianten y la atmósfera sea la adecuada (con un ambiente así, soluciones no lo sé, pero acuerdo seguro que habrá: paz y concordia que no trae el hombre, el peyote la provee.)

De nuevo, y sin haber tomado peyote o alucinógeno alguno que no sea la deficiente oxigenación de mi cerebro, congénita, eso sí, me despisto, así que, al grano.

Ah, sí, les hablaba de cómo evaluamos nuestras habilidades directivas. Pues eso, están agrupadas en 13 aspectos (más peyote que esto da gafe y hay que protegerse de malos espíritus; y una vez estemos colocados traigan los tambores para joderles los oídos a esas almas despiadadas que nos atormentan).

Y son los que siguen:

  • Generación y Asimilación de Conocimientos
  • Fomento de la Comunicación (Horizontal y Vertical)
  • Experiencia
  • Iniciativa
  • Autonomía
  • Responsabilidad
  • Autoridad
  • Liderazgo
  • Cultura de Empresa
  • Implicación en la gestión por procesos
  • Impulso del cambio en la organización
  • Apoyo y reconocimiento a las personas
  • Desarrollo de la capacidad de las personas

Yo los veo de lo más normalito, vamos sin rastro alguno de haber fumado o bebido. La verdad es que seguramente será por no considerarnos capacitados para poder evaluar si el Sr. Peláez tiene el tambor afinado en mi sostenido de sol o en do menor de fa mayor.

Cada uno de estos valores está desarrollado a través de varias cuestiones en las que puntuamos la profundidad de la mismas así como la frecuencia con la que son acometidas. Suena raro, ¿no? Vale, vale, la profundidad es mínima cuando simplemente nos limitamos a cumplir con lo establecido, mientras que es máxima cuando modificamos y evolucionamos el modo de desarrollar y poner en práctica la habilidad. Y en cuanto a frecuencia, premiamos si dicha habilidad es una práctica natural en nosotros o tenemos olvidos y lagunas.

Una vez que cada uno de nosotros se ha evaluado y ha determinado sus áreas de mejora, bien en profundidad o frecuencia, o bien en ambas, pasa a valorar al resto del grupo para que los demás hagan lo mismo con él/ella. De esta manera conocemos cómo somos percibidos y vemos la correlación entre nuestra percepción de nosotros mismos y la que damos. En definitiva, que establecemos planes de acción para mejorar según nuestro criterio y según el de los demás.

Pero, ahora que lo pienso, ¿no sería mejor, ya que se trata de un grupo, sincronizarnos? Seguro que sí, pero díganme cómo le ponemos tambor a esto. Yo por si acaso voy vendándome los nudillos, como en Híjar en Semana Santa que algún iluminado me lo dirá.

Postdata. Se me olvidaba, por si había dudas, ahí va la noticia aparecida en Expansión y Empleo el pasado 10.9.05

Cómo poner al jefe en apuros

Formar equipo entre fogones o a ritmo de tambor africano, perfeccionar las habilidades de comunicación sobre un escenario o ver los problemas habituales reflejados en irónicos 'sketch' son algunas de las técnicas más innovadoras para mejorar capacidades y poner incluso al jefe en apuros.

Filosofía en la empresa


Quizá si han leído el título no haya nada que desvelar. Seguramente estarán pensando que a nuestro querido capitán Gonzo "se le ha ido la croqueta". No creo. Y hoy menos que nunca.

La verdad es que es difícil no pensarlo, hablar de filosofía y además en la empresa, en un tiempo en el que el referente social pega patadas a un balón, es una expresión soez de las alcahuetas de hace siglos pero sale en la tele, o se hace rico de inmediato por crear nada, simplemente por corromperse o especular. ¿Les suena? Seguro que sí. Al tajo pues.

¿Quiero entonces decirles que no existen valores? Ni mucho menos. Simplemente son bastante menos altruistas o nobles de lo deseado pero, haberlos haylos.

Estamos viendo cambios en la empresa, y pronto llegarán a la sociedad. Todo lo que deslumbra va perdiendo valor mientras que aquello que está en el interior, lo que no es percibido a simple vista, comienza a atraer más y más. Hablamos así, en la empresa, sí, de interés por las personas, de inteligencia y liderazgo espiritual (la inteligencia emocional ya está superada). Bueno, a ver si ahora nos dedicamos a darle a los platillos y cantar el hare krisna con traje y corbata. No es necesario. En absoluto. Se trata simplemente de aunar, coordinar dirigir esfuerzos hacia una visión única, la del líder.

¿Y no les suena esto? Eso de que haya alguien que vea algo que los demás no vemos, que además sea capaz de transmitirlo, y que, aquí viene el malabarismo, nos lo haga aceptar y compartir. A mí sí, y no por haberlo visto u oído en la empresa. Como la Navidad, me hace recordar mi infancia, cuando me hablaban de humanidades, de gente que, a pesar de ser incomprendida defendía sus valores e ideas por encima de todo, de una palabra olvidada, sacrificio, de la autoridad frente al poder.

En fin, de personas que tenían valores y que además, se preocupaba de pensar. Casi nada, de pensar en qué hacemos aquí, porqué nos comportamos como lo hacemos, qué debemos esperar y un largo y profundo etcétera sin olvidar el esencial ¿a dónde vamos? Quizá ahora estas preguntas les suenen familiares si las trasladan a la empresa. Eso es, humanización del puesto de trabajo, motivación, equilibrio de la vida familiar y laboral, flexibilidad, misión, visión, estrategia, etc. Aquí tenemos las respuestas. Y las preguntas a las que contestan son las ya nombradas unas líneas antes, aunque trasladadas al mundo de la empresa.

Ahora bien, ¿Tenemos todos la gracia de responder a estas preguntas? Es más, ¿nos las planteamos? No se preocupen si la respuesta es un no rotundo. Déjese llevar por esos filósofos actuales, esos que nos indican un camino que no sabemos ver. Y así, siempre podrá eludir toda culpa si la cosa se pone como en el Mar Rojo y al Moisés de turno no se le abren las aguas.

Ahora bien, Usted no trate de comportarse como no es, simplemente sea natural y si quiere cambios, trate de ser mejor persona antes que mejor jefe y verá como no le hace falta atravesar las aguas a nado. Nos vemos en la otra orilla…


martes, diciembre 13, 2005

Su tabaco, gracias

Viendo ahora el título alguno habrá que quiera pisarme como a una colilla acusándome de intransigente por no aceptar compartir humo, tos y bronquitis con ellos, los fumadores. Seguro que piensa que quiero ensañarme con él ahora que fumar va a ser mucho más difícil además de caro. Nada más lejos de mi intención que ser azote de quienes dependen de algo tan pequeño como un cigarillo. Bastante desgracia tienen ya, aunque haya quien persevere en el error para arrepentirse cuando los años han pasado y las consecuencias han comenzado a llegar.

Yo ya sufrí ese sarampión hace tiempo: el del antitabaquismo radical. Ahora ninguno de mis amigos o familiares fuma: o bien lo han dejado o el tabaco los ha dejado a ellos, del todo digo. Por si no había quedado claro, que en el cementerio no se fuma.

El asunto con el que vengo a castigarles es otro bien distinto: el de la venta. Soy un nostálgico, lo siento, pero en este asunto lo soy y a mucha honra. No, no se inquieten, que no desvarío, o por lo menos, no más de lo normal.

Para quien a los 8 años ya pasaba mañanas de Sábado en el comercio familiar, iba a decir atendiendo a los potenciales clientes, pero diré excusando el que el dependiente de verdad estuviera ocupado, ir hoy de tiendas es una auténtica lástima. Y no porque los productos, el género se decía entonces, no sea el apetecido, o porque con el € el comercio o la hostelería se hayan puesto de acuerdo en sacarnos los cuartos en la mitad de tiempo que hace 3 años. Ni siquiera porque uno duplique a sus juveniles 40 otoñazos la edad media de quienes en el mejor de los casos nos dicen: ¿Puedo ayudarle?

No, la razón principal, aunque no la única, es que tiene que hacer uno todo el trabajo, como en Ikea. O peor aún, como en las gasolineras, perdón, estaciones de servicio. Ya me dirán Ustedes de qué servicio hablan, si ya no te ponen la gasolina, ni te limpian el parabrisas, ni te dan conversación, ni nada de nada. Así, el que pasa frío o calor, se apesta de gasolina y, sobre todo, corre el riesgo de manipular incorrectamente un producto altamente inflamable, sin haber sido cualificado o instruido, es el menda lerenda, quien además, por si era poco, es el paganini. Porque, eso sí, a la hora de cobrar nadie deja meter mano.

Bueno, que me despisto. Como decía, esto de las franquicias en la venta ha terminado por igualarnos a todos por abajo, como está haciendo la monarquía, que así le va. Ahora uno debe buscar al/la dependiente/a (por si acaso ofendo u olvido a alguien pongo todas las oes y aes que haga falta), definir exactamente y con lujo de detalles el artículo que se pretende, preguntar por alguna alternativa al modelo que te han “señalado” (muchos ya no se molestan en enseñarlo), preguntar de nuevo por el más conveniente dadas nuestras preferencias y necesidades (¿qué es eso?, se preguntan muchos de ellos), volver a preguntar por el más apropiado, pero esta vez dentro de nuestro presupuesto, pedirles consejo frente a nuestra indecisión o duda a lo que suelen contestar con un “el que quieras, el que más te guste, cualquiera te va bien”, tratar de no precipitarse sin tener la decisión clara y no dejarse presionar por el silencio del/de la dependiente/a y, finalmente, meter la pata a lo que sigue el prometerse no pisar esa tienda nunca más. Eso, hasta que te das cuenta de que cuando tú naciste las cosas se hacían de manera muy diferente y mientras no seamos capaces de retroceder en el tiempo, esos tiempos y esas maneras no volverán.

Así que a alguno, tras despedirte de él/ella y después de haberte “autoservido” se le escapa un “su tabaco, gracias”. Y lo peor es que ni te das cuenta de que esta gente dice lo mismo que las máquinas de nuestros amigos los fumadores: nada. Por eso, y para asegurarme de que no he tratado con un replicante de “plexiglás” yo siempre les pregunto ¿Vendes o expendes? Pero nunca me responden y, claro, salgo echando humo, aunque no de tabaco sino de indignación: cualquier día de estos vuelvo a fumar para poder escuchar la frasecita de marras sin dudar de quien tengo enfrente…

jueves, diciembre 08, 2005

Marchando una de liderazgo práctico. ¡¡¡Oído cocina!!!

Así como en el toreo existe quien "tira de salón" y luego es incapaz de acercarse a menos de 20 metros de un astado, en la empresa ocurre lo mismo. Y no piensen que soy aficionado a la tauromaquia. Ni siquiera soy aficionado; está bien, soy detractor pero el valor y el arte hay que reconocerlos independientemente de los gustos y creencias.

Gurús y consulteros de empresa los hay a cientos. No, no es un gazapo: he dicho consulteros, que haberlos, haylos. Fácilmente reconocibles: mucha palabrería, bastantes términos en inglés, sobrados y mucho más teóricos que prácticos. Además, y por si tenían dudas, suelen venir acompañados de elevadas minutas. Bien, frente a esto, y aquí tomo prestada (espero que no le importe) la definición que ha hecho en alguna ocasión Ramón Añanos de su profesión, existe otro tipo de profesional: el directivo de alquiler. Es decir, aquel que sabe qué hacer y cómo. Y además, aquí reside lo más importante, lo pone en marcha; es decir, dirige, coordina y orienta a la gente hacia un cometido común.

Así pues, de nada sirven las grandes ideas si nacen y mueren en el papel. Por eso hablo de consulteros y gurús de turno, gente que dice qué hacer pero que no puede probar con experiencias o evidencias lo que recomienda que hagamos los demás.

Bien, y esto ¿qué tiene que ver con la empresa? Tienen razón: hasta aquí sólo he dicho qué no hacer pero no he aportado nada positivo. Mea-culpa. Al grano pues. Hemos dicho o dejado intuir que tenemos, basándonos en nuestro tema, dos tipos de perfiles: el de quien dice qué hacer y el de quien hace lo que le dicen. Ustedes dirán que también existe quien propone y hace: correcto pero, ¿en qué nivel de la organización? ¿En todos? Seguro que ahora esa tercera figura no es tan evidente; en otras palabras, entre los responsables y directivos es fácil determinar quién es quién, pero en el universo del resto de colaboradores, en ese mundo desconocido, tanto como el gran azul, ¿es tan fácil reconocer a quien puede proponer y poner en marcha? Que tire la primera piedra...

¿Nos enzarzamos entonces en cuestionarios y entrevistas para identificar a los potenciales líderes de entre la canalla - sin ánimo de ofender ;) - de la empresa? En la nuestra, la identificación de nuestro futuro potencial lo hemos resuelto de un modo mucho más práctico, directo y rápido: echando a todo el mundo al ruedo. Y lo hemos hecho del modo que nuestro responsable de mejora , David Molina, (vale ya de hablar sólo de calidad, hay que ir algo más lejos; si la calidad aboga por la mejora continua ya va siendo hora de llamar a las cosas por su nombre) propuso hace ya un tiempo: a través de las micromejoras y oportunidades de mejora y de los proyectos de adaptación de sistema. En realidad se trata de asignar la labor de consultor a cada colaborador de la empresa. ¿Y cómo? Bueno, en principio, a través de las micromejoras se estimula y mide el grado de implicación, creatividad, iniciativa teórica de cada uno de nosotros. Cada mes, todos y cada uno de nosotros ve “sus trapos sucios” relacionados con la mejora expuestos en la calle: establecemos un ranking de número de micromejoras propuestas por cada uno, tanto el del mes como el acumulado del periodo. Se trata de iniciativas que permiten mejorar rutinas de trabajo del entorno propio, aunque, poco a poco estas micromejoras se han ido creciendo en ambición hasta ir alcanzando partes esenciales de procesos. Cuando esto ocurre, las pasamos a denominar oportunidades de mejora.

Así, las micromejoras y su correspondiente ranking, evalúan la capacidad de generación de ideas de mejora, de cualquier calado, de nuestros colaboradores. La puesta en práctica de las micromejoras la realiza de manera individual quien la aporta. Otra cosa es que, tras el análisis correspondiente, se decida que el resultado pueda ser beneficioso para otras áreas o personas también, por lo que deberá extenderla a las mismas.

Y ahora, tras las dos orejas, micromejoras y oportunidades de mejora, el rabo: los proyectos de adaptación de sistema. Pues vaya con el nombrecito, ¿no? En definitiva, es el tercer grado dentro de la mejora continua. El que permite introducir cambios al modelo de sistema ya existente de forma que refleje mejor las necesidades y estrategia de la empresa. ¿Y qué tiene esto que ver con el liderazgo y todo el rollo anterior? Que es aquí donde todos y cada uno de nosotros podemos demostrar si sabemos dirigir equipos, si lo hacemos bien o mal y, sobre todo, si somos capaces de liderar, de hacer que la gente del equipo nos siga por autoridad y no por poder, si tenemos el arrojo suficiente como para dar instrucciones a nuestros responsables directos o indirectos e incluso, y si se tercia, al mismísimo director general. De hacer que el grupo de personas que nos asignan sea eficaz (solucione) y eficiente (con economía de recursos). De demostrar iniciativa e imaginación en los planteamientos, visión por no limitarnos a las instrucciones iniciales, capacidad de negociación y especialmente, de puesta en marcha de las decisiones tomadas. En fin, de eso, de liderar, tal y como ya hemos dicho antes.

Y todo ello sin necesidad de cambiar a nadie del sillón, de forma que valoremos sin realizar cambios en el organigrama. Así podremos estar algo más seguros de que los cambios que afectan a las personas no provocarán pañuelos blancos en los tendidos o que alguno de los protagonistas del cambio tenga que escuchar algún aviso.

Bueno, por hoy creo que ya es suficiente; aún quedan cosas que decir, pero eso, eso lo dejamos para otra plaza, que esta está ya “abarrotá”.

La fábula del hortelano (su relación con el Marketing)

Día 1

Pregunta

¿Qué tipo de tierra tienes?

Respuesta

Una buena tierra que heredé de mi familia

Fase

Recolector Pasivo

Pregunta Marketing

¿Conoces tu Mercado?

Clave Marketing

Determinación Mercado

Día 2

Pregunta

¿Qué cultivas?

Respuesta

Hortalizas

Fase

Recolector Pasivo

Pregunta Marketing

¿Sabes quién es tu Cliente?

Clave Marketing

Definición Cliente

Día 3

Pregunta

¿Sabes qué necesitan para crecer?

Respuesta

Lo que la naturaleza les proporciona: agua, luz además de una buena tierra.

Fase

Recolector Pasivo

Pregunta Marketing

¿Y su/s necesidad/es?

Clave Marketing

Determinación Necesidad

Día 4

Pregunta

¿De todo lo que necesitan para crecer, qué puedes aportarles tú?

Respuesta

Trabajo y dedicación así como buenos cuidados.

Fase

Recolector Activo

Pregunta Marketing

¿Conoces tus Productos, tienes claros cuáles son?

Clave Marketing

Definición Producto

Día 5

Pregunta

¿Tienen cerca el agua y el sol?

Respuesta

Está en medio de un llano y el río pasa cerca de allí.

Fase

Recolector Activo

Pregunta Marketing

¿Los pones al alcance de tus Clientes?

Clave Marketing

Distribución

Día 6

Pregunta

¿Tienen suficiente agua y sol?

Respuesta

Hay unos árboles cercando el huerto lo cual limita el sol de la mañana y el de la tarde. Cuando el río baja con poco caudal, la tierra está más seca de lo necesario.

Fase

Recolector Activo

Pregunta Marketing

¿Qué precio te permite ganar dinero y que tus Clientes lo compren?

Clave Marketing

Precio

Día 7

Pregunta

¿Sabes cómo hacerles llegar el agua y el sol?

Respuesta

Podaré los árboles y canalizaré a través de una acequia.

Fase

Campesino

Pregunta Marketing

¿Cómo les CONVENCES de que necesitan TU Producto?

Clave Marketing

Promoción

Día 8

Pregunta

Además del agua y el sol, ¿hay algo más que pueda hacer que crezcan más y mejor?

Respuesta

Les aportaré abono para que crezcan más rápido y mejor. Además, les cortaré las ramas y hojas muertas periódicamente.

Fase

Campesino

Pregunta Marketing

¿Cómo completo lo necesario para el Cliente?

Clave Marketing

Servicio

Día 9

Pregunta

¿Cuidas a todos tus Productos iguales del mismo modo?

Respuesta

Dependiendo de en qué parte del huerto se encuentren crecerán más o menos, por lo que mis cuidados variarán.

Fase

Campesino

Pregunta Marketing

¿Hemos segmentado a nuestros Clientes?

Clave Marketing

Segmentación

Día 10

Pregunta

Segmentación

Respuesta

Eliminaré unas cuantas zarzas silvestres en las lindes que hacen que las plantas que se encuentran cerca produzcan menos y peor.

Fase

Campesino

Pregunta Marketing

¿Conozco a mi competencia, entendida ésta por todo aquello que hace que yo no pueda vender a un Cliente?

Clave Marketing

Competencia

Día 11

Pregunta

¿Existen malas hierbas alrededor?

Respuesta

Arrancaré las malas hierbas que asfixian a mis plantas.

Fase

Campesino

Pregunta Marketing

¿Cuál es la imagen de mi Marca – positiva/negativa?

Clave Marketing

Imagen de Marca

Día 12

Pregunta

¿Puedes cultivar siempre lo mismo?

Respuesta

Cuanto más tiempo pasa, menor es la producción. Renovaré las matas y brotes para que se regeneren.

Fase

Labriego

Pregunta Marketing

¿Renuevo periódicamente mi Portafolio de Productos?

Clave Marketing

Renovación del Portafolio

Día 13

Pregunta

¿Existen otros cultivos compatibles?

Respuesta

He visto que las mismas hortalizas producen más o menos dependiendo de junto a qué otras hortalizas se encuentren.

Fase

Labriego

Pregunta Marketing

¿Tengo mis Productos organizados por Líneas complementarias y homogéneas?

Clave Marketing

Línea de Productos

Día 14

Pregunta

¿Existen cultivos alternativos que eviten el barbecho?

Respuesta

Una vez que la renovación de matas y brotes así como el cultivo en simbiosis no den más de sí los sustituiré por otros cultivos.

Fase

Labriego

Pregunta Marketing

¿Gestiono mi Portafolio de Productos, renovándolos, sustituyéndolos, complementándolos, etc.?

Clave Marketing

Gestión del Portafolio

Día 15

Pregunta

¿Si reciben más agua y sol crecerán más producirán más?

Respuesta

He observado que en un principio sí, pero que si tienen exceso, baja su producción.

Fase

Labriego

Pregunta Marketing

¿Conozco la Elasticidad de la Demanda? Sé el efecto en Margen bruto Total que tendrán mis movimientos de Precios?

Clave Marketing

Elasticidad de la Demanda

Día 16

Pregunta

¿Prefieres que los frutos crezcan más o que tengan más sabor?

Respuesta

¿Prefieres que los frutos crezcan más o que tengan más sabor?

Fase

Labriego

Pregunta Marketing

¿Conozco y analizo la Rentabilidad de mis Productos de forma que pueda optimizar mi Margen Total?

Clave Marketing

Rentabilidad (Margen)

Día 17

Pregunta

¿Con igual Trabajo, prefieres tener pocos productos o muchos?

Respuesta

Hay otros hortelanos que también tienen frutales, pero yo, como no tengo mucho espacio prefiero seguir fiel a las hortalizas.

Fase

Labriego

Pregunta Marketing

¿Tengo clara cuál es mi Estrategia en lo referente a Producto?

Clave Marketing

Posicionamiento Estratégico

(Diferenciación, Especialización, Costes, etc. – Porter)

Día 18

Pregunta

¿Sabes si existen productos que de cultivarlos al mismo tiempo mejoren la producción?

Respuesta

He observado en otros huertos algunas asociaciones de hortalizas interesantes que me harán replantearme las mías.

Fase

Labriego

Pregunta Marketing

¿Observo y defino las Oportunidades de cooperación con mis Competidores?

Clave Marketing

Alianzas Estratégicas

Día 19

Pregunta

¿Sabes qué no necesitan hoy que puedan necesitar mañana?

Respuesta

Fase

Agricultor

Pregunta Marketing

¿Do I marketing?

Clave Marketing

Marketing - Supervivencia