domingo, enero 06, 2008

La Zorra y las Uvas .-


Es fácil pasar de la pena al enfado. Y del enfado al cabreo. Y del cabreo al hastío. Buen comienzo de año, ¡vive dios!
No piensen que no entro cada año como todo hijo de vecino, entre promesas, buenos deseos y la visa en cuarentena. Sí, comienzo del mismo modo pero desde hace un par de años no lo termino como casi el resto de los mortales españoles (y que nadie se dé por ofendido, que no va con segundas).

Este es el segundo año en el que no he comido uvas al compás de las doce campanadas. Y es que uno es más del tres por cuatro, el de siempre. Y ¿saben qué? Una vez perdido el miedo a la superstición es un ejercicio de lo más sencillo. Simplemente acompañen a su familia en el momento pero no en el gesto. ¿Que me dará gafe mi negativa? No más que a todos los que sufren o padecen a pesar de haber tomado las tradicionales pero no ancestrales uvas.

No, no se asombren, que no lo idearon los primeros pobladores de esta tierra, ni tiene raíces paganas, ni cristianas, ni “ná de ná” ¿Saben cuál es el origen de la tradición? Bueno, pues data de 1909 y nació del prosaico interés de unos agricultores deseosos de sacar el excedente de uva de la cosecha de aquel año. Interesante, ¿no? En definitiva, que fuera de lo saludable que es comer uva o cualquier otro tipo de fruta, nada más de nada más.

La realidad es que me ha venido recientemente a la memoria una frase escuchada en más de una ocasión acerca de la idoneidad del momento de lanzar un producto, una opa, una emisión, formalizar una adquisición corporativa o cualquier etcétera que se les ocurra a la gente de la economía y el marketing, no a Ustedes. No se ofendan, digo que no a Ustedes con todo el respeto. Lo único que quería decir es que las ocurrencias deben venir de ellos, de los creativos. O creadores. O inventores. O fabulistas. O fabulosos. O fabulosos de la muerte.

La verdad es que hace falta echarle cara. Hace falta mucha cara para intentar apropiarse de una de las fábulas que ha perdurado y sobrevivido sin estos especuladores ¿intelectuales? durante más de 25 siglos, que se dice pronto aunque no se cuente tan rápido. Ahora que pienso, ¿serán de la SGAE y querrán apropiarse de los derechos ahora que Esopo ya no está entre nosotros y no se le conocen familiares?

¿Y de qué fábula se trata? Ahora que acabamos de dar la bienvenida al 2008, a un nuevo año, nos viene que ni pintado: a la de la zorra y las uvas.

No me digan que no saben a qué me refiero. ¿No han escuchado la genial frase de “el mercado no está maduro” cuando posponen o cancelan una decisión de las enumeradas hace dos párrafos? Unas cuantas veces casi por seguro. Bueno, pues a mí esto me suena al post anterior, al de la soberbia de los directivos españoles entre los cuales me incluyo y así peco de soberbia doblemente: una porque soy español y directivo, por este orden, y por lo tanto soberbio, y otra, otra por considerarme directivo, “ahí es ná”. Y si alguien me pregunta que dónde dice que soy directivo le agito ante los ojos el carné de la piscina mientras le digo, “aquí, aquí, ¿o es que no lo ves?” y ni se dará cuenta si lo hago lo suficientemente rápido.

Así es que, cuando tienen que retroceder o no iniciar el entuerto es mejor echar la culpa a los demás. Pero aún hay más. Hasta aquí estaba enfadado viendo la estupidez y arrogancia unidas en una sola persona o grupo de ellas. Pero lo peor es cuando utilizan la misma frase ¡una vez hecho el desaguisado! Exacto, que nuestro producto no vende, el mercado no está maduro. Que el mensaje no ha calado, repitan conmigo, el mercado no está maduro. Y aquí ha sido cuando mi enfado se ha tornado en cabreo.

¿Y el hastío para cuando? Pues para este mismo año, que ya lo voy preparando. Para cuando haya visto varias veces más que en lugar de tildar a estos descerebrados de no haber madurado (diferente de no estar maduros) aceptemos sus tesis y palabras con el temple y estoicismo de quienes, o no temen ya a nada o nada les importa.

Para entonces ya no será suficiente con no comer las uvas de fin de año. Para entonces acompañare mi negativa excusándome por estar las uvas verdes.

Buen año y que les traiga todo lo que hayan pedido. Y si no se lo trae, ya saben, hagan uso y abuso de la frasecita de marras y sustituyan mercado por el nombre de quien se vaya a comer Sus culpas, de Ustedes que a mí no me la dan. Ni Ustedes tampoco deberían engañarse.

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